Los obispos católicos reivindican el valor de la justicia social, critican el modo de ejercer la autoridad sin consensos y denuncian las medidas económicas que afectan a los más desprotegidos. “Sólo se preocupan de que cierren las cuentas”, advirtieron.
En su carta de Cuaresma, los obispos de Merlo-Moreno, Juan José Chaparro y Oscar Miñarro, lamentan que “los responsables del gobierno nacional sólo se preocupen de que cierren las cuentas y no miren a los hermanos heridos por las medidas que se van tomando”. A su vez, advierten que el Estado “solo se hace presente a través de la represión”.
La carta que está dirigida “al Pueblo de Dios que camina en Merlo y Moreno”, también lleva la firma del Equipo de Pastoral Social y Cáritas de la misma diócesis y señala que el tiempo litúrgico de la Cuaresma “nos pide esta conversión de cuidar la Vida” algo que involucra “especialmente a aquellos que tienen la responsabilidad institucional de conducir los destinos de la Patria y de nuestro Pueblo”.
“Afirmamos que en las cuestiones del poder no basta con la legitimidad de origen. El ejercicio del poder debe llevarnos a la construcción de sociedades más justas y más humanas”, manifiestan haciendo suyas las palabras del papa Francisco.
En su argumentación, los obispos católicos afirman que reivindican “la justicia social, a la que San Juan Pablo II definió como el nuevo nombre del bien común”. Y agregan que “cuando hablamos de bien común, estamos diciendo que la política es la expresión más alta de la caridad y que como bautizados estamos llamados a construir el bien común”.
En su análisis de la situación actual, los obispos afirman que “hay un creciente avance de la deshumanización política, social y económica”. Señalan que “este proceso viene gestándose de hace tiempo y se deja ver tanto en el modo de ejercer la autoridad sin consensos democráticos (Ley Ómnibus, mega DNU, Pacto de mayo) como en las medidas económicas (caída de niveles de empleo, licuación de los ingresos de la clase trabajadora, de los jubilados y de los más vulnerables; recorte presupuestario a la alimentación, a la salud y a la educación pública)”.
Como contracara de esto, sostienen que “unos pocos privilegiados se siguen enriqueciendo, mientras tanto el Estado solo se hace presente a través de la represión”. Y como respuesta a las expresiones del liberalismo manifiestan la creencia en la “salvación comunitaria (voluntariado de caritas, comedores, merenderos, cooperativas, organizaciones sociales, etc.)” y rechazan “las visiones liberales e individualistas donde la sociedad es considerada una mera suma de intereses que coexisten”.
Para finalizar, Chaparro y Miñarro sostienen que “necesitamos recuperar la capacidad de caminar con otros, movimientos sociales, movimientos de trabajadores, organizaciones barriales, vecinos, otros credos” porque “no alcanza con la sola acción de los partidos políticos y con Francisco decimos ‘el Estado hoy es más importante que nunca y debe ejercer un papel central de redistribución y justicia social’ ”.
Por último, los obispos y sus equipos de Cáritas y Pastoral Social afirman que renuevan el “compromiso de estar junto a nuestro pueblo, en especial a los más frágiles y más pobres” y extienden la invitación a “fortalecer la esperanza y a no bajar los brazos para caminar este tiempo”.
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