El Gobierno presentó este lunes el proyecto para gravar la renta inesperada. Se trata de una medida que busca capturar ganancias extraordinarias de las empresas por efecto de la suba de los precios internacionales vinculados con la guerra en Ucrania. Es decir, ganancias en las que no hubo un aumento del esfuerzo humano o un incremento de la inversión productiva para ser obtenidas. El tributo recaerá en las empresas con ganancias de más de 1000 millones de pesos. El argumento central de la medida es evitar una redistribución regresiva de los ingresos y fue aplicada en países como Italia y el Reino Unido.
Pagarán solo un puñado de grandes empresas con ganancias de más de mil millones de pesos, que además exhiban un margen de ganancias superior al 10% o un aumento del margen de ganancias en relación al año anterior de al menos 20%.
En detalle, se definió que la renta inesperada se cobrará como una sobrealícuota del Impuesto a las Ganancias de las sociedades de capital aplicable al ejercicio fiscal 2022. Alcanzará exclusivamente a las empresas con una ganancia neta imponible (o ganancia contable) superior a los 1000 millones de pesos.
Para que el impuesto se cobre, esa ganancia neta deberá haber subido en términos reales y, al mismo tiempo, deberán haberse cumplido una de las siguientes dos condiciones. La primera es que el margen de ganancia (o sea la ganancia contable sobre ingresos) en 2022 sea superior al 10 por ciento. La segunda, que el aumento del margen de ganancia de este año en relación al 2021 sea de al menos 20 por ciento.
La alícuota que se aplicará sobre la renta inesperada será del 15 por ciento. Es decir, se cobrará ese porcentaje sobre la ganancia neta imponible que sea mayor a la de 2021 una vez descontado el efecto de los precios. La vigencia de la medida será por el ejercicio fiscal 2022 y la aplicación de la medida será para las empresas que cumplan las condiciones definidas al publicarse sus balances una vez que se apruebe la Ley en el Congreso.